domingo, 9 de diciembre de 2007

Los estudiantes y su revolución

Lo que a continuación van a leer lo transcribí de un artículo del Diario TalCual, el cual fue escrito por Laureano Márquez, ¿Quiénes somos? ¡Estudiantes! ¿Qué queremos? ¡Libertad!
(Los remarcados son míos.)

"Una de las cosas de este maravilloso tiempo que vivimos es que nos ha devuelto a todos a las aulas. Nunca un pueblo había aprendido tanto entan poco tiempo, conducido por gente tan joven:

Aprendimos que la fuerza de la convicción no tiene límites. Que uno no está perdido hasta que, efectivamente, se ha contado el último voto. Y que ni aun así, porque la derrota es cosa de espíritu más que de urnas electorales.

"Pero aprendimos también que nunca hay verdadera victoria si en ella no ganan todos. Que es de gente grande y noble incluir, desterrar la intolerancia, aprovechar un triunfo para decirle al -supuestamente- derrotado, que también para él y que, probablemente, muy especialmente para él, es esta victoria.

"Aprendimos que todo tiene su final y nada dura para siempre, que la fecha de vencimiento de los productos contribuye a la salud colectiva.

"Aprendimos que un lunes en la mañana cualquiera, cuando uno dice "buenos días" puede estar queriendo decir exactamente "buenos días", quizá por primera vez en nueve años.

"Aprendimos que hay gente tan impresionable que impresiona.

"Aprendimos que el camino es largo y duro.

"Aprendimos que la gente puede cambiar de opinión y que a la hora de las chiquitas los pueblos no se auto-suicidan.

"Aprendimos también que hay gente que no aprende nunca.

"Aprendimos que la Navidad sí existe, por mucho que Ebenezer Scrooge sedé a la tarea de acabar con ella.

"Aprendimos que cuando el adversario se empeña en meter la pata, hay quedejarlo tranquilo.

"Aprendimos que es verdad lo que ya sospechábamos desde niños: que los reyes traen buena suerte.

"Pero sobre todo, aprendimos que unos jóvenes con coraje y dignidad, con lucidez y virtud pueden conducirnos por el camino de la esperanza, pueden devolvernos la fe en la patria y el sueño de un país mejor para todos.

"Por eso, a la hora de reconocerles su participación en todo este proceso, hago mías las palabras con las que Renan saludó la develación de la estatua de Spinoza en Amsterdam: "¡Malhaya quien al pasar insulte a estas cabezas amables y pensativas! ¡Que sea castigado como son castigadas todas las almas vulgares, con su misma vulgaridad, por su incapacidad de concebir lo que es divino!"

"A ustedes, estudiantes, muy especialmente: ¡Feliz Navidad!"

Para terminar, sólo puedo reconocer algo que a todas luces es cierto pero que a veces olvidamos:

Los jóvenes son siempre los verdaderos revolucionarios, y lo seguirán siendo, porque creen sin ver, porque aman sin esperar, porque su esperanza no tiene límites...

lunes, 3 de diciembre de 2007

Chávez, esperanza y reflexión

Por fin terminó la angustia del referendum aprobatorio. Esperanza es la palabra que en mi opinión define más brevemente el resultado de hoy en la madrugada en Venezuela.

A pesar de que se dice que no hay ganador ni vencido, yo si creo que hay. Los ganadores fueron los estudiantes y sus ideales. Como siempre, los estudiantes están más adelantados que la sociedad donde se mueven. Los estudiantes son esa esperanza de renovación, trabajo y progreso que los venezolanos hemos estado esperando. A pesar de que la mayoría están tras bastidores, fueron la conciencia del país en los más aciagos momentos de este primer intento de reforma.

Recordemos, sin embargo, que ésta no fue una consulta para promover algo nuevo, en eso nos equivocamos todos, lo que se pretende con esta reforma (que sólo fue vencida "por ahora") es justificar oficialmente un conjunto de normas y procedimientos que el gobierno lamentablemente ya emplea. La reforma propuesta por Chávez y por los chavistas de la Asamblea sólo justifica en leyes los desmanes y atropellos que se cometen hoy en día.

Nos toca a todos los venezolanos reflexionar sobre lo que queremos y sobre el país que queremos dejarle a nuestros hijos y nietos. Afortunadamente, lo que pasó ayer 2D es una buena señal para quienes no creemos que se puede. Podemos unirnos, podemos comprometernos y no hay otra forma sino como pueblo, como unidad, seamos de la parcialidad que seamos, e incluso, geográficamente, incluyendo a aquellos que, como yo, estamos fuera de Venezuela en este momento.

domingo, 2 de diciembre de 2007

¿Debería o no debería ir a votar?

Votar o no votar he allí el dilema, parafraseando a Shakespeare. En el mundo republicano y democrático, en el mundo en que mejor se entiende el derecho a expresarse e involucrarse políticamente, no hay cabida para preguntarse si uno asume ese derecho o no, no es esa la cuestión. Votar es un derecho casi como el de respirar o comer si uno entiende que los derechos políticos son parte de la vida en sociedad, parte de la vida social, parte de los principios socialistas y democráticos. Uno no se pregunta, uno simplemente vota.

Sin embargo, cuando uno se pregunta si vota o no vota (y este es el caso especial de hoy 2/12/2007 en Venezuela, en el que se decide sobre un proyecto de reforma constitucional), hay dos razones para ello: por desidia, es decir, desánimo, desinterés e indiferencia, o por miedo. El desinterés, y por ende la falta de compromiso, es lo que tiene a los pueblos latinoamericanos donde estamos. Uno puede tener el derecho a no votar pero eso es como tener el derecho a ser asocial, el derecho a la apatía y el derecho a que no me importen los demás. Somos tan individualistas que no nos interesa de ninguna manera apoyar al prójimo ni estar comprometido con él. Ir a votar es un compromiso con los demás, es un compromiso con el presente y con el futuro. Por esta misma razón, votar es convivir y transformarse en ciudadano (ciudadano: habitante de las ciudades antiguas o de Estados modernos como sujeto de derechos políticos y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país, ver Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).

Si la segunda razón para no votar impera, siempre habrá algo que está mal en la sociedad y en el sistema político. El miedo es contrario a la democracia y es parte fundamental de aquellos que utilizan la fuerza para hacerse lugar y vivir (o malvivir) en sociedad. El miedo es la base del poder a través de la fuerza. El miedo en la vida pública es el letargo y el cese de nuestras funciones y nuestras perspectivas de vivir en paz y en convivencia social. El miedo a las represalias por ejercer el derecho al voto constituye el final de todos los demás derechos, el fin de nuestra conciencia colectiva y del respeto a nosotros mismos. El miedo a votar es la garantía a la sumisión perfecta. Es el camino a perder la esperanza y los sueños de felicidad de una comunidad y una sociedad ideales. Tristemente, el miedo a votar es el fin de la ciudadanía y el comienzo de la esclavitud.

El voto es expresión y participación, el voto es hecho, es acción, está más allá de la crítica idealista y teórica. Votar significa decir "soy responsable de mi futuro, de mi familia y de mis hijos y estoy comprometido con aquellos que tienen menos que yo y con los que tienen más". Votar es una expresión concreta de los sueños, pensamientos e ideales que representan al mismo tiempo al individuo y a la sociedad. Más allá, votar es hacer historia y dejar huella. Votar
también se transforma en conciencia para exigir los demás derechos: derecho a que el Estado funcione y a que el gobierno garantice los servicios, derecho a la paz y a la seguridad, derecho a la convivencia social, derecho a tener un trabajo digno, derecho al bienestar y a la prosperidad.

La indecisión no tiene cabida en estos días. Ve a votar y confía en tu participación.

¿por qué Let W(M)e Think?

Creemos que hay gente que al parecer no le gusta pensar. Y hay otros que al parecer quieren que dejemos de pensar.

Así que antes de que nos dé Alzhaimer, vamos a dejar aquí nuestras ideas.

El nombre del blog (o bitácora, aunque no vamos a ser muy puristas) es LetW(M)eThink y equivale a LetWeThink cuando ideamos a dos voces (o sea "nosotros") y LetMeThink cuando lo hace uno de nosotros. La W y la M en este caso son una sola identidad, desde un punto de vista diferente: desde arriba (W) o desde abajo (M).